Mgtr. en Violencia Doméstica y de Género
Escritor
Teólogo católico y Comunicador
Sin duda alguna, las dietas se han convertido en un tema recurrente en nuestras vidas. Desde las famosas dietas de moda hasta los planes nutricionales más estrictos, parece que todos estamos buscando la forma de “estar en forma”, de tener el cuerpo que idealizamos o, en algunos casos, el cuerpo que la sociedad dicta como ideal.
Sin
embargo, hay una línea difusa entre lo que es una dieta saludable y lo que se
convierte en una obsesión ¿Es hacer dieta una disciplina para mejorar nuestra
salud o una carrera frenética hacia una imagen corporal inalcanzable?
La
disciplina en el contexto de la alimentación se refiere al acto consciente de
cuidar nuestro cuerpo, reconocer lo que necesitamos y lo que no. Se trata de
elegir alimentos que nos nutran, que nos aporten energía y bienestar.
Una
dieta disciplinada no se enfoca en restricción extrema ni en la prohibición
total de ciertos alimentos, sino en un equilibrio que favorezca una vida
saludable. Comer con disciplina significa escuchar nuestro cuerpo, aprender a
comer de manera consciente y hacer elecciones que favorezcan nuestra salud
física y mental.
La
nutricionista especializada en bienestar, Marilyn S. Lezak, argumenta que: “El
equilibrio en la dieta no se trata de restricciones o prohibiciones, sino de
comprender que la salud es el resultado de un estilo de vida que incluye el
ejercicio físico, el descanso adecuado y una alimentación que nos nutra en su
totalidad”. Esto refleja la idea de que la verdadera disciplina no está en la
prohibición extrema de ciertos alimentos, sino en la capacidad de tomar
decisiones informadas y equilibradas que respeten las necesidades de nuestro
cuerpo.
El
problema surge cuando la disciplina se transforma en control excesivo. En este
caso, la dieta se convierte en una forma de imposición sobre el cuerpo,
anhelando una perfección visual que a menudo es inalcanzable o incluso
perjudicial.
En
nuestra sociedad actual, donde las imágenes de cuerpos perfectos dominan las
redes sociales y las campañas publicitarias, es fácil caer en la trampa de
creer que la única forma de estar “bien” es ajustándonos a ciertos cánones
estéticos. Así, lo que comienza como una disciplina alimentaria puede
transformarse en una constante batalla contra el cuerpo, un juego de poder que
nos aleja de la auténtica salud.
La obsesión con las dietas no es un fenómeno reciente. Si bien la preocupación por la figura ha existido a lo largo de la historia, las redes sociales y el acceso constante a imágenes filtradas han intensificado esta presión. Las dietas de moda que prometen resultados rápidos a menudo caen en el terreno de lo extremo. Dietas sin carbohidratos, sin grasas, o con ingestas mínimas de calorías pueden dañar el metabolismo, generar deficiencias nutricionales y trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia.
El
psiquiatra Dr. David Kessler, autor de "The End of Overeating" o “El
fin de comer en exceso”, advierte que “Las dietas restrictivas pueden generar
una sensación de privación que, a su vez, provoca una obsesión con la comida.
Esto no solo afecta la mente, sino que también interfiere con el equilibrio
hormonal y el comportamiento alimentario, creando un círculo vicioso de culpa y
autocastigo” (Kessler, 2009). Esta visión resalta cómo la obsesión por la dieta
no solo es una cuestión física, sino también emocional y mental. La lucha
constante contra el deseo de comer puede tener efectos perjudiciales que van
mucho más allá del aspecto físico.
La
obsesión con la dieta no se limita a la alimentación en sí, sino que afecta la perspectiva
psicológica de las personas. La comida se convierte en un enemigo, y el cuerpo
en un campo de batalla. Las personas empiezan a medir su valor personal según
el número de calorías que ingieren o el tamaño de su cintura, perdiendo de
vista que la salud es mucho más que la imagen externa.
Es el
bienestar emocional, la energía, la vitalidad, y la calidad de vida lo que
realmente importa. Cuando una dieta se convierte en una obsesión, el placer de
comer, la socialización en torno a la comida, y el disfrute de los sabores se
desvanecen, dejando solo la ansiedad y la culpa.
¿Cómo encontrar el equilibrio?
Creo, en
mi experiencia personal, la clave está en comprender que una dieta saludable no
debe ser una carga, sino una herramienta que nos permita sentirnos mejor, tener
más energía y disfrutar de una vida plena.
En
lugar de centrarse en los números de la balanza o el tamaño de una prenda, el
enfoque debe estar en el bienestar general. La disciplina alimentaria es un
acto de amor propio, no de autocrítica destructiva. Aprender a comer con
conciencia y equilibrio, sin caer en los excesos ni en la restricción, nos
permitirá mantener una relación más saludable con la comida.
Como
señala Dr. Michael Greger, conocido autor y médico, “Las dietas deben ser una
fuente de salud, no de estrés. Comer de manera saludable debe ser algo que nos
haga sentir mejor, no peor” (Greger, 2017). Este enfoque de la dieta como un
medio para mejorar nuestra calidad de vida refuerza la idea de que, en lugar de
vivir obsesionados con las calorías o las restricciones, debemos centrarnos en
elegir alimentos que nos nutran y nos den la energía que necesitamos para vivir
una vida activa y plena.
Hacer
dieta puede ser un acto de disciplina que favorece nuestra salud física y
emocional si lo entendemos como una forma de cuidar el cuerpo con respeto y sin
obsesionarnos con la perfección.
La verdadera dieta saludable no debe basarse en extremos ni en restricciones que dañen nuestra relación con la comida, sino en un equilibrio que nos permita disfrutar de lo que comemos sin culpas. Al final, la clave está en encontrar un estilo de vida que nos permita ser la mejor versión de nosotros mismos, sin caer en la trampa de la obsesión, sino abrazando la libertad que viene con la auténtica salud.
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3 Comentarios
Excelente artículo. Lamentablemente disciplina es de lo que más carecemos los seres humanos, especialmente en cuanto a dietas se refiere; pero como Usted refiere, apreciado Daniel, es un conjunto de cosas, que son necesarias para generar bienestar a nuestro cuerpo, a nuestra mente y a nuestro espíritu. Gracias por compartir sus artículos. Bendiciones.
ResponderBorrarGracias por tu comentario. Sin duda alguna que la disciplina puede ser la gran aliada o nuestro propio fracaso.
BorrarMuy interesante artículo, que nos anima a adelantar una dieta saludable, dejando de lado los estereotipos qué promueve la sociedad. Cinrr6es muy rico, pero es necesario saberlo hacer
ResponderBorrarTu comentario ayuda a profundizar la reflexión y el análisis. Muchas gracias.