Por Luis Daniel Londoño Silva, Mgtr. en Violencia Doméstica y de Género, Teólogo católico, Comunicador, Escritor y Bloguero.
Introducción
Estudiar el evangelio según san Marcos es sumergirse en un relato vibrante, breve pero denso, donde la acción se impone al discurso, y donde la figura de Jesús emerge con toda su potencia salvadora y su misterio desconcertante. Es el evangelio para quienes buscan una fe con músculo, una espiritualidad que no huye de la cruz y un Mesías que no promete comodidad, sino verdad.
El Evangelio según san Marcos es el primero en escribirse y, sin embargo, el último en ser comprendido a fondo por muchos. Durante siglos, fue considerado un “resumen” de Mateo y Lucas, un evangelio breve, casi rudimentario. Pero en realidad, es una joya teológica escondida en la urgencia de su relato y en la sobriedad de su estilo.
Escrito entre los años 65 y 70 d.C., probablemente en Roma y dirigido a una comunidad cristiana perseguida, Marcos proclama una Buena Noticia en medio del miedo, la incertidumbre y la violencia imperial. Su mensaje no es triunfalista: su Mesías no cabalga en caballos de guerra ni reprime a sus enemigos con poder divino.
El
Mesías de Marcos camina con los débiles, cura a los enfermos, come con
pecadores y muere abandonado, crucificado como un marginado. Solo desde ahí,
desde la paradoja de la cruz, brota la luz de la Resurrección.
Este evangelio es el más “cristológico” de los sinópticos: gira en torno a la identidad de Jesús y a cómo sus seguidores deben responder. No es un tratado dogmático, sino un grito profético a seguir al Hijo del Hombre sin temor a la oscuridad del mundo: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15). Esta es la primera frase de Jesús, y con ella arranca un camino de fuego y fe.
Estructura narrativa
Marcos
desarrolla una estructura teológica en tres actos, que no solo organizan
geográficamente la vida de Jesús, sino que configuran una catequesis de
seguimiento:
👉 Jesús en Galilea (Mc 1–8,26)
El poder de su Palabra y sus gestos desconciertan. Muchos lo siguen por interés o temor, pero pocos comprenden su identidad. Su fama crece, pero también crecen las resistencias.
👉 Camino
hacia Jerusalén (Mc 8,27–10,52)
A mitad del evangelio, Jesús comienza a revelar el misterio de la cruz. Tres veces anuncia su pasión, y tres veces los discípulos lo malinterpretan. Es la pedagogía del fracaso y la paciencia.
👉 Pasión,
muerte y resurrección (Mc 11–16)
En Jerusalén, la tensión alcanza su punto máximo. Jesús entra como rey manso, es traicionado, juzgado y crucificado. La proclamación de su identidad la hace un pagano al pie de la cruz. La tumba vacía no tiene apariciones gloriosas, sino un silencio que interpela al lector.
Claves
exegéticas y cristológicas ampliadas
✅ El “Secreto Mesiánico”
Jesús insiste en mantener en secreto su identidad (cf. Mc 1,25.34.44; 3,12; 5,43; 7,36; 8,30). Esta constante no es un capricho narrativo. San Marcos revela que la verdadera identidad de Jesús no puede entenderse por milagros espectaculares o títulos mesiánicos populares. Solo en la cruz, donde parece vencido, se revela el auténtico Mesías: humilde, sufriente, obediente al Padre: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39). Lo dice un centurión romano, no Pedro ni los Doce. Es la paradoja máxima: sólo el pagano junto a la cruz ve lo que los íntimos no vieron.
✅ La
progresión del discipulado: de la admiración a la incomprensión
Al principio, Jesús es aclamado (Mc 1–6): la multitud se agolpa, lo busca, lo sigue, aunque a medida que Jesús revela su camino de cruz, muchos lo abandonan (Mc 8 en adelante). Los Doce, a pesar de estar más cerca, no entienden su mensaje, buscan poder y privilegios (cf. Mc 10,35-45).
Marcos muestra que el camino del discípulo no es un ascenso al éxito, sino un descenso al servicio, como el de Jesús: “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida” (Mc 10,45).
✅ El
Hijo del Hombre: poder y entrega
Jesús se autodenomina Hijo del Hombre (más de 14 veces). Esta figura, tomada de Daniel 7, es celestial y gloriosa, pero Jesús la resignifica: el Hijo del Hombre es también el Siervo sufriente. Su autoridad viene de su obediencia y su entrega, no de la violencia.
Este binomio, autoridad y humillación, define la cristología de Marcos. Jesús tiene poder sobre demonios y enfermedades, pero elige la vulnerabilidad. Su camino es la solidaridad con los rotos, no el dominio de los fuertes.
Teología
del Evangelio de Marcos en clave católica
✅ La
Iglesia como comunidad frágil pero llamada
Los
discípulos fallan: no comprenden, abandonan, traicionan. Pero Jesús no los
descarta. Esta es una teología de la gracia: la Iglesia no es una élite
perfecta, sino una comunidad llamada, redimida y sostenida por la fidelidad de
Dios. En esto Marcos es profundamente católico: la vocación supera la
fragilidad.
✅ Los
Sacramentos en germen
Aunque implícitos, los sacramentos emergen en Marcos: Bautismo (Mc 1,9-11): Jesús se sumerge en el agua no para ser purificado, sino para santificar nuestra humanidad. El Padre lo proclama como Hijo amado. Todo bautizado vive esa misma proclamación.
Eucaristía (Mc
14,22-24): Jesús ofrece su cuerpo y su sangre como alianza nueva. Este gesto no
es simbólico, sino escatológico: anticipa la salvación consumada en la cruz.
Penitencia
y Reconciliación: el perdón de los pecados está asociado a la fe
activa (Mc 2,1-12), donde Jesús sana al paralítico no solo físicamente, sino
interiormente.
Unción
de los enfermos: Jesús sana por compasión, y envía a sus
discípulos a ungir y curar (Mc 6,13), signo claro de la misión sanadora de la
Iglesia.
✅ El
Reino como presencia escandalosa
El
Reino de Dios no es un lugar futuro, sino una presencia activa que trastorna el
orden establecido: purifica leprosos, dignifica mujeres, sienta a la mesa a
pecadores. En Marcos, el Reino se hace carne en Jesús, y su venida no es cómoda,
sino exigente.
Seguir
a Jesús es estar dispuesto a perder prestigio por amor.
La
fe auténtica se revela en la oscuridad, cuando todo parece perdido.
La
Iglesia es un hospital de gracia, no un museo de perfectos.
La
cruz no es escándalo, sino cumbre del amor redentor.
No
basta conocer a Jesús por fuera, hay que caminar con Él hasta el Calvario.
Las 10 palabras más frecuentes y significativas del Evangelio de san Marcos y su sentido teológico
Expresa
urgencia espiritual: el Reino de Dios irrumpe ahora, sin demora. Invita a una
respuesta inmediata y decidida.
Dynamis
(δύναμις) – “Poder / milagros”
No
es un espectáculo, sino signo del Reino que transforma y restaura vidas
quebradas.
Pistis
(πίστις) – “Fe”
No
se trata de entenderlo todo, sino de confiar y seguir a Jesús, incluso en la
oscuridad.
Pathē
(πάθη) – “Sufrimiento”
El
Mesías en Marcos no reina desde un trono, sino desde la cruz. Su pasión es la
expresión más alta del amor.
Kerygma
(κήρυγμα) – “Anuncio / proclamación”
Jesús
proclama con poder la llegada del Reino. El Evangelio es una voz que transforma
corazones.
Metanoia
(μετάνοια) – “Conversión”
Más
que dejar el pecado: es cambiar la forma de pensar, sentir y vivir según el
Reino.
Kardia
(καρδία) – “Corazón”
Jesús
no se detiene en apariencias. Busca la transformación interior. Todo inicia en
el corazón.
Diabolos
(διάβολος) – “Adversario / demonio”
El
mal es real y debe ser combatido. Jesús vence al mal no con violencia, sino con
compasión y verdad.
Kratos
(κράτος) – “Poder / autoridad”
Jesús
enseña y actúa “con autoridad”, pero no como los poderosos del mundo, sino
desde el servicio y la entrega.
Huios
tou anthrōpou (υἱὸς τοῦ ἀνθρώπου) – “Hijo del Hombre”
Título
preferido por Jesús para hablar de sí mismo. Une lo humano y lo divino, lo
glorioso y lo sufriente.
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