¿QUÉ TAN ATADO SIGUES AL MODELO PATRIARCAL DE FAMILIA?

 El silencio de Carmela

Carmela tenía seis años cuando entendió que en su casa había palabras que no podían pronunciarse: “libertad”, “igualdad”, “no”. Su madre, como un reloj, despertaba, cocinaba, limpiaba, callaba. El padre, en cambio, hablaba fuerte, decidía solo y exigía obediencia como quien exige tributo a un reino invisible.

Un día, Carmela dibujó una casa distinta. En ella, la madre y el padre estaban jugando en el suelo con los hijos. Todos reían. Nadie gritaba. Nadie mandaba. Su maestra pegó el dibujo en el tablero con una sonrisa. Y Carmela pensó: “Quizás ese dibujo pueda existir… algún día”.

¿Podemos imaginar una familia donde el amor no esté condicionado por el poder? ¿Una casa donde los roles no estén definidos por el género, sino por el respeto mutuo y la cooperación? En pleno siglo XXI, es urgente levantar la voz y abrir los ojos ante una verdad incómoda: el modelo patriarcal de familia sigue reproduciendo, de forma silenciosa o brutal, estructuras de violencia, especialmente contra las mujeres.

Este artículo lo escribo como un ideal que algunos han buscado, tener un hogar sin roles de poder, sino de amor; Hago también una denuncia poética, una propuesta valiente y una guía práctica para dejar de perpetuar el machismo en nuestras relaciones cotidianas. Cabe anotar que, en algunos casos, los hombres también empiezan a ser víctimas por parte de su pareja, aunque por orgullo o miedo a la burla, no se atreven a denunciar. 

La pregunta ya no es si el modelo patriarcal funciona. La pregunta es: ¿Cuántos corazones seguimos sacrificando sin necesidad alguna?

1. Cinco aspectos esenciales de la toxicidad del modelo patriarcal familiar

1. Normalización de la autoridad masculina

El patriarcado define al hombre como cabeza del hogar, borrando la corresponsabilidad. Esto genera una asimetría de poder donde las decisiones importantes las toma él, incluso en detrimento del bienestar familiar. La socióloga mexicana Marcela Lagarde lo advierte con fuerza:

“El amor en el patriarcado ha sido una trampa para muchas mujeres, donde el sometimiento es disfrazado de entrega” (Lagarde y de los Ríos, M. (2005). Los cautiverios de las mujeres).

2. Violencia simbólica y emocional
Más allá de los golpes, el modelo patriarcal erosiona la autoestima femenina con frases como “eso es cosa de mujeres” o “así son los hombres”. Pierre Bourdieu acuñó el concepto de “violencia simbólica” para describir esta forma insidiosa de dominación culturalmente aceptada (Bourdieu, P. (2000). La dominación masculina).

3. Reproducción intergeneracional del machismo 

Los niños aprenden con los ojos. Si ven a sus padres reproducir jerarquías desiguales, replicarán esas estructuras en sus relaciones futuras. “La familia es la primera escuela de la violencia”, dice la psicóloga colombiana Isabel Cuadros, experta en maltrato infantil (Cuadros, I. (2010). Víctimas invisibles).

4. Carga desigual del trabajo doméstico

Las mujeres dedican hasta tres veces más horas que los hombres al trabajo no remunerado en el hogar. Esto limita su desarrollo personal, económico y político. Según la CEPAL:

“La injusta división sexual del trabajo es un factor clave de la desigualdad de género” (CEPAL, 2020. Panorama Social de América Latina).

5. Silenciamiento emocional de los varones

Paradójicamente, el modelo también daña a los hombres. Les impide llorar, mostrarse vulnerables, expresar afecto sin vergüenza. Esto genera frustración, aislamiento y, en muchos casos, agresividad. Como afirma el psicólogo argentino Sergio Sinay: 

“La masculinidad hegemónica no es natural, es una cárcel emocional” (Sinay, S. (2013). La sociedad de los hijos huérfanos).

2. Cinco propuestas viables para trascender el modelo patriarcal

1. Educar en la corresponsabilidad desde la infancia

Desde pequeños, niñas y niños deben participar en las mismas tareas domésticas. No hay juegos de “niñas” o “niños”, hay personas que aprenden a convivir con respeto y equidad.

2. Formación en nuevas masculinidades

Programas como “Hombres en Movimiento” en Colombia, han demostrado que es posible crear modelos masculinos no violentos, afectivos y corresponsables (Corporación Con-Vivamos, Medellín).

3. Espacios seguros para hablar de emociones

Terapias familiares, círculos de escucha, grupos de hombres o mujeres pueden ayudar a desmontar estereotipos. La palabra tiene poder sanador cuando se libera sin juicio.

4. Leyes que promuevan la igualdad en casa

Licencias de paternidad obligatorias, leyes contra la violencia económica o el reconocimiento legal del trabajo doméstico son avances que deben ser exigidos y protegidos.

5. Narrativas nuevas en medios y educación

Cambiemos las historias que contamos: que papá también cocina, que mamá también lidera, que llorar no es debilidad, que criar es una tarea compartida. La cultura es un campo de batalla, y también de esperanza.

3. Test interactivo: ¿Sigue tu familia atada al modelo patriarcal?

He creado un test interactivo en Google Forms para que puedas reflexionar sobre la dinámica en tu familia. Responde con sinceridad y descubre si el modelo patriarcal sigue presente en tu hogar

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Luis Daniel Londoño Silva. Mgtr. en Violencia Doméstica y de Género.
dalonsi@gmail.com


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