La fe nos da raíces profundas para resistir cualquier tormenta
Por Luis Daniel Londoño Silva| Humanizar Creando|dalonsi@gmail.com
¿Crees que la fe es solo un seguro contra el dolor o una lista de reglas a seguir? ¡Piensa de nuevo! La verdadera fe no es un refugio estático, sino un viaje dinámico de crecimiento que nos lleva de la mano del Padre a convertirnos en la persona que fuimos llamados a ser.
Dejemos atrás esa versión infantil de la fe que solo busca milagros instantáneos y abracemos la fe madura y comprometida, esa que transforma nuestro interior y nos impulsa a impactar el mundo a ver en el prójimo un hermano y no un enemigo. La fe nos lleva contemplar en el otro un regalo de Dios.
Esta fe es la que nos da raíces profundas para resistir cualquier tormenta. Si estás listo para ir más allá de la superficie y descubrir el tesoro que te espera, a continuación, exploramos las diez Joyas de una fe madura y comprometida que prueban que has pasado de la infancia a la plenitud espiritual.
Una fe que ha crecido no busca un "Dios bombero" que solo apaga incendios, sino al Padre amoroso que nos moldea. Esta fe es un estilo de vida, una aventura que nos transforma por completo. A su vez, Dios tampoco es un "tapa huecos" que aparece de manera fortuita en nuestro camino y quizás como último recurso cuando nos vemos en una encrucijada.
Recuerda que el centro de una fe madura es la Palabra de Dios, quizás como único pilar para los cristianos en general, porque para lo católicos existe una tríada dinámica que le da una razón de ser a la fe.
La Palabra de Dios que es la revelación de Dios comunicada al ser humano, a través de la Sagrada Escritura inspirada por el Espíritu Santo; la Tradición: Que es la transmisión viva y continua de la fe de la Iglesia desde los Apóstoles hasta hoy, guiada por el Espíritu Santo y el Magisterio: Que es la autoridad de la Iglesia, el Papa y los obispos en comunión con él, para interpretar auténticamente la Palabra de Dios y custodiar la verdadera fe.
Se podría decir, con todo el respeto que, los cristianos también tienen estos tres "lugares teológicos": La Palabra como fuente, la Tradición que van creando a lo largo de los años y que les da raíces sólidas y el "magisterio" o sea, la misión de sus líderes y pastores encargados de enseñar a las comunidades la Palabra de acuerdo con la formación que han recibido.
Despúes de este breve preámbulo, les comparto las 10 joyas de una fe madura y comprometida:
- Paz interior: ✔ Aún en medio del caos, la persona madura descansa en la soberanía de Dios, sabiendo que Él tiene el control. Esta paz "supera todo entendimiento" (Filipenses 4,7).
- Claridad en la misión y el testimonio: ✔ Sabe para qué vive. Su vida ya no es una lista de tareas, sino una misión divina, lo que da un profundo sentido a cada día y a cada desafío.
- Fortaleza en la adversidad: ✔ En lugar de reaccionar con pánico, responde a las pruebas ancladas en la promesa. Sabe que "todas las cosas ayudan para bien" (Romanos 8,28).
- Discernimiento espiritual: ✔ Puede distinguir la verdad de la mentira, el bien del mal, porque sus "sentidos están ejercitados" (Hebreos 5,14). No es presa fácil de cualquier viento de doctrina o ideología por interesante que parezca.
- Relaciones inspiradas en amor genuino: ✔ Su fe se traduce en carácter (el Fruto del Espíritu). Es paciente, bondadosa, humilde y busca la justicia social y la igualdad. El amor es su mayor distintivo (1 Corintios 13,11).
- Responsabilidad personal: ✔ Entiende que la fe sin obras está muerta. Es puntual, usa bien su tiempo y se ocupa de su llamado, porque la madurez produce responsabilidad. Vive atento para bloquear el estrés, la depresión o la ansiedad, y pide ayuda de Dios y ayuda profesional.
- Relación profunda con Dios: ✔ La oración no es un monólogo de peticiones, sino un diálogo constante y profundo con el Creador. Busca más a Dios que sus bendiciones.
- Capacidad de perdonar y ofrecer perdón: ✔ Reconoce su humanidad y la de los demás. No guarda rencores ni se justifica; la humildad la lleva a la reconciliación. Sana los rencores del pasado y vive como una persona nueva.
- Alegría como gozo en Dios: ✔ Su alegría no depende de las circunstancias. Es un regalo sobrenatural que fluye de su relación, y no de un golpe de suerte o un milagro inmediato.
- Compromiso con el Reino de Dios y el servicio: ✔ Su vida está orientada hacia fuera. Se dedica a servir a la humanidad, buscando los valores fundamnetales del Reino y reflejando el amor divino en el mundo. Y uniendo estas joyas, se puede afirmar que estos son también caminos de santidad.
Que estas joyas te inspiren a seguir cultivando una fe que no solo te sostiene, sino que te eleva y te permite transformar el mundo que te rodea.
¡El viaje de la madurez espiritual es una aventura que vale la pena vivir!
Escribe tu comentario sobre este artículo
0 Comentarios
Tu comentario ayuda a profundizar la reflexión y el análisis. Muchas gracias.