PANTALLAS CON SENTIDO: 5 CLAVES PARA QUE EL CELULAR FORTALEZCA LA VIDA FAMILIAR

Por Luis Daniel Londoño Silva, Mgtr. en Violencia Doméstica, Teólogo católico, Comunicador, Escritor y Bloguero.

¿Puede un celular unir más que dividir? En este artículo descubrirás 5 claves esenciales —no prohibiciones, sino propuestas— para usar el teléfono móvil sin romper los lazos familiares. A partir de investigaciones actuales y voces expertas, exploramos cómo transformar las pantallas en aliadas del diálogo, la atención y la cercanía entre padres, hijos y hermanos, porque cuidar los vínculos vale más que cualquier notificación. 

En tiempos donde la conexión parece ilimitada, las familias se enfrentan a un desafío invisible pero persistente: ¿cómo lograr que el uso del celular no apague el calor del hogar ni enfríe el diálogo entre sus miembros? Este ensayo no busca satanizar la tecnología ni oponerla a la vida afectiva, sino proponer caminos reales y alcanzables para que el uso del celular en casa sea un aliado y no un intruso. Porque lo digital no está peleado con lo humano, siempre que sepamos poner la tecnología al servicio del encuentro, no del aislamiento. 

A continuación, les comparto cinco claves para vivir una convivencia conectada y consciente, donde el celular no sustituya la conversación, sino que incluso la favorezca. 

1. ESTABLECER MOMENTOS SAGRADOS SIN PANTALLA

Las familias necesitan espacios donde el tiempo no se mida en notificaciones sino en miradas, gestos y palabras. La hora de la comida, los momentos de oración o el tiempo antes de dormir deben ser intocables para las pantallas. No como una norma impuesta, sino como una elección colectiva que protege lo que más importa: la presencia mutua. 

La psicóloga Catherine Steiner-Adair advierte que “cuando los dispositivos están presentes durante las comidas familiares o al hablar con los hijos, estos perciben que no son escuchados, lo que afecta su autoestima y vínculo afectivo” (The Big Disconnect, 2013). Por eso, diseñar “zonas libres de celular” no es una imposición rígida, sino un acto de amor y cuidado mutuo. 

2. DIALOGAR SOBRE EL USO DEL CELULAR COMO FAMILIA

Hablar del uso del celular no debería ser tema tabú ni fuente de sermones. Al contrario, abrir espacios donde cada miembro de la familia pueda expresar qué siente respecto al uso del celular —propio y ajeno— fomenta una cultura de diálogo y corresponsabilidad. 

El sociólogo español Manuel Castells lo afirma con claridad: “El uso de la tecnología no transforma por sí mismo los vínculos sociales. Son las normas y valores de quienes la usan los que determinan su efecto” (La era de la información, 1996). Por eso, una familia que conversa sobre sus hábitos digitales se educa mutuamente en libertad y respeto. 

3. EDUCAR CON EL EJEMPLO, NO SOLO CON REGLAS

No tiene sentido exigir a los hijos que reduzcan su tiempo frente al celular si los padres viven atrapados en sus propias pantallas. La autoridad moral se construye con coherencia, no con mandatos. Usar el celular con responsabilidad, apagarlo en los momentos importantes y atender con prioridad a las personas presentes es el testimonio más poderoso que los adultos pueden dar. 

Como señala la psicóloga chilena Neva Milicic: “Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Si ven que el celular ocupa más espacio que ellos en la vida de sus padres, aprenderán a hacer lo mismo” (columna en El Mercurio, 2022). 

4. FOMENTAR USOS COMPARTIDOS Y CREATIVOS DEL CELULAR

No todo uso del celular es evasión. También puede ser inspiración. Ver juntos un video motivador, buscar información para un proyecto escolar, jugar en línea como familia o hacer una videollamada a los abuelos o a familiares con quienes hace mucho tiempo no se habla, son maneras de resignificar el celular como medio de encuentro, no de dispersión. 

La educadora estadounidense Linda Stone propuso el concepto de atención parcial continua para describir el riesgo de estar “presentes a todo, pero profundamente conectados con nada” (MIT, 1998). Romper con esta lógica exige usar el celular como herramienta para profundizar relaciones, no para huir de ellas. 

5. PRACTICAR LA “PRESENCIA ATENTA” EN CADA ENCUENTRO

Estar físicamente en el mismo espacio no garantiza conexión emocional. La presencia atenta implica mirar, escuchar, responder y compartir sin interrupciones digitales. Si un hijo habla y el padre mira su celular, el mensaje es claro: “esto es más importante que tú”. 

El filósofo coreano Byung-Chul Han nos advierte: “En la sociedad de la hiper comunicación, paradójicamente, desaparece la verdadera comunicación, aquella que requiere silencio, espera y atención” (La expulsión de lo distinto, 2017). Recuperar la presencia es resistir con ternura la tiranía de la inmediatez.

CONCLUSIÓN: DE LO DIGITAL A LO VITAL

El celular no es el villano de nuestra historia familiar. Como toda herramienta, depende del propósito con que se use. Puede ser una barrera que levanta muros invisibles... o una puerta que abre nuevas formas de encuentro. 

En lugar de caer en la nostalgia de tiempos sin pantallas, el desafío actual es más audaz y esperanzador: integrar la tecnología a la vida familiar de forma consciente, amorosa y creativa. No se trata de aislar ni prohibir, sino de educar, conversar y decidir juntos cómo usar lo digital para cuidar lo más humano: la atención, la escucha, el tiempo compartido.

En una cultura saturada de notificaciones, detenernos a mirar a los ojos se vuelve un acto revolucionario. En un mundo que corre tras cada mensaje, elegir estar plenamente presentes es una forma de resistencia afectiva. La familia necesita más que un buen plan de datos: necesita conexión profunda, espiritual, emocional. Y eso no lo da la señal… lo da el amor. 

Así que la pregunta final no es “¿cuánto tiempo pasamos con el celular?”, sino, ¿Cuánto de ese tiempo nos acerca a quienes amamos? ¿Cuánto nos aleja? ¿Qué podemos transformar? Porque si el amor tiene rostro, voz y calor... vale la pena mirar menos la pantalla, y más el alma.

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2 Comentarios

  1. Maravillosa publicación, es muy importante tener guías como estas donde podemos tener pautas para manejar nuestras relaciones familiares, sin necesidad de crear conflicto.
    Más bien adaptarnos a las dinámicas sociales que nos ofrece la modernidad con las nuevas tecnologías preservando los principios y valores que son fundamentales para la familia conservando el amor y la unidad .
    La familia es y debe ser nuestro bien más importante 🩵🩵. Muchas gracias por este blog.

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